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Thursday, June 28, 2012

UUA Resolution on the Doctrine of Discovery



Unitarian Universalist Association of Congregations
GENERAL ASSEMBLY 2012 RESPONSIVE RESOLUTION
ON THE
DOCTRINE OF DISCOVERY
 Adopted Sunday June 24, 2012
Phoenix, Arizona  

WHEREAS the delegates of the 2010 General Assembly instructed the UUA Board to create a “Justice General Assembly” in 2012, whose business is accountable to partner organizations doing human rights work in Arizona; and

WHEREAS the Unitarian Universalist Association has been asked by partner organizations working with the Arizona Immigration Ministry to educate our member congregations about the Doctrine of Discovery and to pass a resolution repudiating it; and

WHEREAS the UUA Board of Trustees has submitted to the member congregations a report explaining the Doctrine of Discovery and why the Board believes it to be contrary to Unitarian Universalist Principles.

THEREFORE, BE IT RESOLVED that we, the delegates of the 2012 General Assembly of the Unitarian Universalist Association, repudiate the Doctrine of Discovery as a relic of colonialism, feudalism, and religious, cultural, and racial biases having no place in the modern day treatment of indigenous peoples; and

BE IT FURTHER RESOLVED that we call upon the Unitarian Universalist Association and its member congregations to review the historical theologies, policies, and programs of Unitarianism, Universalism, and Unitarian Universalism to expose the historical reality and impact of the Doctrine of Discovery and eliminate its presence in the contemporary policies, programs theologies, and structures of Unitarian Universalism; and

BE IT FURTHER RESOLVED that we call upon the Unitarian Universalist Association to invite indigenous partners to a process of Honor and Healing (often called Truth and Reconciliation), and if one or more partners agree, to undergo such a process about Unitarian, Universalist, and Unitarian Universalist complicity in the structures and policies that oppress indigenous peoples and the earth; and

BE IT FURTHER RESOLVED that we call upon the leadership of the Unitarian Universalist Association to make a clear and concise statement repudiating the Doctrine of Discovery and its current use in U.S. laws and regulations; and

BE IT FURTHER RESOLVED that we encourage other religious bodies to reject the use of the Doctrine of Discovery to dominate indigenous peoples, and that the UUA collaborate with these groups to propose a specific Congressional Resolution to repudiate this doctrine; and

BE IT FINALLY RESOLVED that we call upon the United States to fully implement the standards of the U.N. Declaration on the Rights of Indigenous Peoples in the U.S. law and policy without qualifications. In doing so, we support the establishment of commissions that include accountable representatives of the indigenous nations of North America and the Hawai’ian Kingdom.
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YouTube:
Speaks of the Significance of the UUA Justice Conference Responsive Resolution on the Doctrine of Discovery
 
 Links:
TONATIERRA 



Embassy of Indigenous Peoples
www.nahuacalli.org

Monday, June 25, 2012

DECLARACIÓN POLÍTICA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS


PROCESO ELECTORAL 2012

Representantes indígenas de 23 estados, de 57 pueblos indígenas, reunidos en el corazón de México, convocados por el Movimiento Indígena Nacional bajo el tema: “La Agenda de los pueblos indígenas en el proceso electoral 2012”, tomamos la palabra para expresar nuestras posiciones y la de nuestros pueblos acerca del proceso electoral 2012, y:

DECLARAMOS:

En la época de la Conquista, fuimos masacrados más de 6 millones de indígenas por los españoles en un período de 10 años.

Tenamaztle
En ese entonces, éramos más de 350 pueblos indígenas y todo el territorio de la Nueva España era indígena, hoy sólo somos 62 pueblos con 86 lenguas indígenas y, con una quinta parte del territorio mexicano; no obstante a ello, en la Guerra de Independencia, el 80% del ejército libertador estaba compuesto por indígenas de casi todos los pueblos; en la Revolución, también el ejército era mayoritariamente indígena, pero no fuimos considerados en la Constitución de 1917, y; en 1994, nuevamente, los indígenas irrumpimos la ”paz” para exigir los derechos pueblos indígenas.

Hoy, nos encontramos en un momento en el que los pueblos indígenas de México en una nueva etapa de coordinación y fortalecimiento de las luchas y movimientos de nuestros pueblos y sus organizaciones, reconociendo que la unidad es una necesidad para visibilizarnos ante la sociedad mayoritaria nacional y el mundo, así como fijar posturas políticas de reivindicación y propuestas de desarrollo ante un Estado que ha negado históricamente nuestros derechos y nuestra existencia.

En esta coyuntura de reencuentro y de rearticulación, está el compromiso de luchar por el reconocimiento de los pueblos indígenas como sujetos de derecho público, a fin de allanar el camino para el reconocimiento y cumplimiento de derechos históricos de los pueblos indígenas, entre los que es necesario destacar:

Incluye además la Agenda Nacional Indígena demandas y planteamientos de una parte importante de los pueblos indígenas, y por la otra, la respuesta necesaria y obligada que exigimos del Estado mexicano en sus tres órdenes de gobierno: federal, estatal y municipal, así como en el ámbito de los poderes del estado: ejecutivo, legislativo y judicial, ante los nuevos retos con el estado mexicano.

Es oportuno destacar nuestra preocupación por la evidente ausencia de compromisos de los candidatos y la candidata a la presidencia de la República, en su visión de cómo se abordará la relación del triunfador o triunfadora con los pueblos indígenas.

Es preocupante que nos vean solo como grupos vulnerables o simples beneficiarios de migajas públicas, cuanto que somos sociedades que damos origen a la Nación Mexicana y de acuerdo a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos así como al derecho internacional damos soporte al país, por su riqueza natural, estratégica, política, social, cultural o lingüística.

Nadie puede pasar sin reconocer nuestros derechos territoriales, políticos y económicos en una relación de iguales, donde hombres y mujeres abonemos en el fortalecimiento de la República.

Por ello, no puede olvidarse el pendiente del cumplimiento de los Acuerdos alcanzados en Samkamchén de los Pobres, Chiapas.
Tampoco se puede dejar de lado la represión, desaparición hostigamiento, encarcelamiento, despojo, de que son objeto nuestras comunidades, representantes y dirigentes indígenas quienes defienden sus territorios.
Resaltan innumerables casos en defensa del territorio y los recursos naturales entre estos, de lucha contra las mineras, proyectos inmobiliarios, de agua, manantiales, bosques, proyectos ecoturísticos en Oaxaca, Guerrero, Morelos, Hidalgo, Puebla, por mencionar algunos.

Es el caso de la lucha contra la minería, en Wirikuta por el sitio sagrado; en Oaxaca y Guerrero contra las mineras canadienses, o el acoso del INAH hacia el municipio Náhuatl de Tehuipango por defender su Centro Ceremonial.

O la injusticia hacia las mujeres como el de las nahuas de Guerrero y Veracruz, por mencionar algunos ejemplos, como el de la señora Ernestina Ascencio, muerta por violación de militares en la Sierra de Zongolica, Veracruz.

También el caso de la activista Petra Martínez, asesinada en Morelos junto con su hijo y nieto de 5 años en el marco del Programa “Morelos Seguro”.

Las exigencias de los pueblos indígenas son inmensas pero de manera emblemática exponemos los puntos básicos:

PRIMERO.- Derecho a la tierra y al territorio. Esto implica que el gobierno federal, estatal y municipal no deben otorgar concesiones sobre explotación minera, aguas, bosques y otros recursos que existen en los territorios de los pueblos indígenas, para esto deben someterse a consulta –libre, previo e informado- a los pueblos indígenas involucrados, y en el caso muy concreto de la comunicación, asignar a los pueblos indígenas un 30 % del espectro radioeléctrico, bajo el principio de respeto al espacio aéreo que nos corresponde.

SEGUNDO.- Ejercicio pleno de la Libre Determinación y la Autonomía en los pueblos indígenas, en el marco de lo establecido en el Convenio 169 de la OIT, de la Declaración de la ONU de los derechos de losPueblos Indígenas. La Autonomía de los pueblos indígenas de México, no es ir en contra de la unidad nacional, ni pretende la independencia o separación, por el contario, es la mejor forma de resolver las carencias históricas de los pueblos indígenas. Urgen las Reformas Constitucionales para vincular los derechos de los pueblos indígenas con los Acuerdos, Convenios y Declaraciones Internacionales referentes a los pueblos indígenas.

TERCERO.- Plena representación política de los pueblos indígenas, de hombres y mujeres, y su participación en la definición y aplicación de políticas públicas con respecto a sus pueblos, en los órdenes de gobierno federal, estatal y municipal, así como en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Una real representación en el Congreso de la Unión con la creación de VI Circunscripción Indígena con 75 diputados federales y 20 Senadores indígenas, hombres y mujeres, así como el reconocimiento del IV Nivel de Gobierno.

CUARTO.- Nueva relación de respeto y reconocimiento mutuos entre los pueblos indígenas con el Estado mexicano. De entrada, esto exige una reforma inmediata a la ley que crea la CDI y a sus instrumentos normativos internos, para eliminar los obstáculos burocráticos y legales de acceso; la redefinición de la Educación Indígena –desde inicial hasta la superior- para los pueblos indígenas, así como la aplicación de la Educación Intercultural a todo el Sistema Educativo de México.

QUINTO.- La mujer indígena debe tener especial atención en la salud, justicia, educación y cultura. Ella es la portadora de la identidad y filosofía de nuestros pueblos, por ello, la política para las mujeres indígenas debe ser creada, dirigida y aplicada porellas mismas. Será compromiso del nuevo Congreso de la Unión las reformas Constitucionales para proteger y cumplir los derechos de las mujeres indígenas de México.

Las mujeres indígenas reclamamos, la garantía y respeto de los derechos fundamentales, sobre todo, referente a los derechos a una vida libre de violencia así como el acceso a la justicia de manera gratuita y eficiente en un marco intercultural.

A que se cumpla y respete los instrumentos internacionales (CEDAW, CONVENIO 169 DE LA OIT, Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, Belem do Para) relativos a pueblos y mujeres indígenas, así como las recomendaciones del Foro Permanente Indígena de Naciones Unidas y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

El acceso libre, gratuito y de calidad a los servicios de salud que aún no garantizan la vida por enfermedades curables y prevenibles de las mujeres, ancianas, niñas y niños indígenas; también, el inmediato compromiso en asegurar el acceso a la educación intercultural de calidad que incluyan, temas de salud sexual y reproductiva, clara y precisa.

Mayores espacios de participación política de las mujeres en función de la paridad e igualdad de género en la toma de decisiones.

Destacamos como parte fundamental en nuestras demandas, los derechos lingüísticos, culturales y sociales, que dan identidad a nuestros pueblos.

SEXTO.- Proponemos un diálogo constructivo entre los diferentes actores políticos sociales de nuestros pueblos, así como abrir el espacio para encuentro y diálogo con las otras sociedades que componen la sociedad mexicana y del mundo.

SÉPTIMO.- Exigimos a los gobiernos federal y estatales, así como a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, y Congresos Locales, la asignación de un presupuesto suficiente y realista en proporción a nuestra contribución a la nación mexicana, toda vez que en nuestras tierras se explota el petróleo, muchas de nuestras tierras se han inundado para la construcción de presas hidroeléctricas y en ellas se explotan recursos estratégicos que aportan suficiente riqueza a México, pero no así a los pueblos indígenas.

OCTAVO. Reclamamos a los candidatos a la presidencia de la república, a los candidatos a diputados y senadores que cumplan su palabra con los Pueblos Indígenas, una vez que sean electos, o serán ellos los responsables que no se instalen urnas en los territorios indígenas en las siguientes elecciones;

NOVENO.- Emplazamos al Presidente Electo o a la Presidenta Electa, a los Diputados y Senadores, que a los 100 días posteriores al 1° de julio del presente año, que las Instancias que atienden a los pueblos indígenas, sean asignadas profesionlaes indígenas con amplia solvencia moral y conocimiento de la agenda política indígena, de lo contrario, no habrá voluntad política.
Nos pronunciamos por:

El respeto al ejercicio autonómico de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), policía comunitaria de la montaña y costa chica de Guerrero.

El apoyo a la comunidad indígena de Cherán, Michoacán en el ejercicio de los derechos autonómicos.

Exigimos respeto a Wirikuta territorio sagrado-espiritual de los hermanos Wirrárikas.

Que los Centros Ceremoniales bajo la administración el INAH, pasen a manos de los pueblos indígenas

El apoyo a los pueblos indígenas de Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Michoacán y San Luis Potosí que luchan ante la invasión de las empresas mineras y generadoras de energía eólica.

Nuestro apoyo total al derecho de la restauración del territorio de la tribu Yaqui.

El Yanga
El reconocimiento de los derechos de los hermanos afro-descendientes.

Restitución de las tierras a los pueblos indígenas nativos de Baja California, actualmente invadidos por empresas internacionales.

¡¡¡POR LA UNIDAD Y AUTONOMÍA DE
LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO!!!
MOVIMIENTO INDÍGENA NACIONAL

Saturday, June 23, 2012

DECLARACION DE KARI‐OCA 2

“CONFERENCIA MUNDIAL DE LOS PUEBLOS INDIGENAS SOBRE RIO+20 Y LA MADRE TIERRA” 13 ‐22 Junio 2012
Nosotros los Pueblos Indígenas de la Madre Tierra reunidos en la sede de Kari-Oca I, Sacred Kari-Oka Púku en Rio de Janeiro para participar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Rio+20, agradecemos a los Pueblos Indígenas de Brasil por darnos la bienvenida a sus territorios. Reafirmamos nuestra responsabilidad para hablar para la protección y del bienestar de la Madre Tierra, de la naturaleza y de las futuras generaciones de nuestros Pueblos Indígenas y toda la humanidad y la vida. Reconocemos el significado de esta segunda convocatoria de los Pueblos Indígenas del mundo y reafirmamos la reunión histórica de 1992 de Kari-Oca 1, donde los Pueblos Indígenas emitieron la Declaración de Kari-Oca y la Carta de la Tierra de los Pueblos Indígenas. La conferencia de Kari-Oca y la movilización de los Pueblos Indígenas durante la Cumbre de la Tierra, marcó un gran avance del movimiento internacional para los derechos de los Pueblos Indígenas y el papel importante que desempeñamos en la conservación y el desarrollo sostenible. Reafirmamos también la Declaración de Manaos sobre la convocatoria de Kari-Oca 2 como el encuentro internacional de los Pueblos Indígenas en Río+20.
 

La institucionalización del colonialismo

Consideramos que los objetivos de la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible (UNCSD) Río+20, la "Economía Verde" y su premisa de que el mundo sólo puede "salvar" a la naturaleza con la mercantilización de sus capacidades de dar vida y sostener la vida como una continuación del colonialismo, que los Pueblos Indígenas y nuestra Madre Tierra han resistido durante 520 años. La "Economía Verde" se promete erradicar la pobreza, pero en realidad sólo va a favorecer y responder a las empresas multinacionales y el capitalismo. Se trata de una continuación de una economía global basada en los combustibles fósiles, la destrucción del medio ambiente mediante la explotación de la naturaleza a través de las industrias extractivas, tales como la minería, la explotación y producción petrolera, la
agricultura intensiva de mono-cultivos y otras inversiones capitalistas. Todos estos esfuerzos están dirigidos hacia las ganancias y la acumulación de capital por unos pocos.
 

Desde Rio 1992, nosotros como Pueblos Indígenas vemos que el colonialismo se ha convertido en la base de la globalización del comercio y la hegemónica economía capitalista mundial. Se han intensificado la explotación y el saqueo de los ecosistemas y biodiversidad del mundo, así como la violación los derechos inherentes de los pueblos indígenas.  Nuestro derecho a la libre determinación, a nuestra propia gobernanza y a nuestro desarrollo libremente determinado, nuestros derechos inherentes a nuestras tierras, territorios y recursos están cada vez más atacados por una colaboración de gobiernos y empresas transnacionales. Activistas y líderes indígenas que defienden sus territorios siguen sufriendo represión, militarización, incluyendo asesinatos, encarcelamientos, hostigamiento y calificación como “terroristas”.  La violación de nuestros derechos colectivos enfrenta la misma impunidad. La reubicación forzosa o asimilación amenaza nuestras futuras generaciones, culturas, idiomas, espiritualidad y relación con la Madre Tierra, económica y políticamente. 

Nosotros, pueblos indígenas de todas las regiones del mundo, hemos defendido a Nuestra Madre Tierra de las agresiones del desarrollo no sustentable y la sobreexplotación de nuestros recursos por minería, maderería, megarepresas hidroeléctricas, exploración y extracción petrolera.
 

Nuestros bosques sufren por la producción de agrocombustibles, biomasa, plantaciones y otras imposiciones como las falsas soluciones al cambio climático y el desarrollo no sustentable y dañino.

La Economía Verde es nada menos que capitalismo de la naturaleza; un esfuerzo perverso de las grandes empresas, las industrias extractivas y los gobiernos para convertir en dinero toda la Creación mediante la privatización, mercantilización y venta de lo Sagrado y todas las formas de vida, así como el cielo, incluyendo el aire que respiramos, el agua que bebemos y todos los genes, plantas, semillas criollas, árboles, animales, peces, diversidad biológica y cultural, ecosistemas y conocimientos tradicionales que hacen posible y disfrutable la vida sobre la tierra.
 

Violaciónes graves de los derechos de los pueblos indígenas de la soberanía alimentaria continúan sin cesar lo que da lugar a la inseguridad alimentaria.  Nuestra propia producción de alimentos, las plantas que nos reunimos, los animales que cazamos, nuestros campos y las cosechas, el agua que bebemos y el agua de nuestros campos, los peces que pescamos de nuestros ríos y arroyos, está disminuyendo a un ritmo alarmante. Proyectos de desarrollo no sostenibles, tales como mono-culturales plantaciones de soja químicamente intensiva, las industrias extractivas como la minería y otros proyectos destructivos del medioambiente y las inversiones con fines de lucro están destruyendo nuestra biodiversidad, envenenando nuestra agua, nuestros ríos, arroyos, y la tierra y su capacidad para mantener la vida. Esto se agrava aún más por el cambio climático y las represas hidroeléctricas y otras formas de producción de energía que afectan a todo el ecosistema y su capacidad para proveer la vida. La soberanía alimentaria es una expresión fundamental de nuestro derecho colectivo a la libre determinación y desarrollo sustentable. La soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación deben ser reconocido y respetados: alimentación no debe ser mercancía que se utiliza, comercializa o especula con fines de lucro. Nutre nuestras identidades, nuestras culturas e idiomas, y nuestra capacidad para sobrevivir como pueblos indígenas.

La Madre Tierra es la fuente de la vida que se requiere proteger, no como un recurso para ser explotado y mercantilizado como “capital natural”. Tenemos nuestro lugar y nuestras responsabilidades dentro del orden sagrado de la Creación. Sentimos la alegría sustentadora cuando las cosas ocurren en armonía con la Tierra y con toda la vida que crea y sostiene. Sentimos el dolor de la falta de armonía cuando somos testigos de la deshonra del orden natural de la Creación y de la colonización económica y continua, la degradación de la Madre Tierra y toda la vida en ella. Hasta que los derechos de los pueblos indígenas sean observados, velados y respetados, el desarrollo sustentable y la erradicación de la pobreza no se lograrán.
 

La Solución
 

La relación inseparable entre los seres humanos y la Tierra, inherente para los pueblos indígenas debe ser respetada por el bien de las generaciones futuras y toda la humanidad. Instamos a toda la humanidad a unirse con nosotros para transformar las estructuras sociales, las instituciones y relaciones de poder que son la base de nuestra pobreza, opresión y explotación. La globalización imperialista explota todo lo que sostiene la vida y daña la tierra. Necesitamos reorientar totalmente la producción y el consumo en base de las necesidades humanas en lugar de la acumulación desenfrenada de ganancia de para unos pocos. La sociedad debe tomar control colectivo de los recursos productivos para satisfacer las necesidades de desarrollo social sostenible y evitar la sobreproducción, el sobreconsumo y la sobreexplotación de las personas y la naturaleza que son inevitables bajo prevaleciente sistema capitalista monopólico. Debemos enfocar sobre comunidades sostenibles con base en conocimientos indígena y no desarrollo capitalista.
 

Exigimos que las Naciones Unidas, los gobiernos y las empresas abandonen las falsas soluciones al cambio climático, tales como las grandes represas hidroeléctricas, los organismos genéticamente modificados, incluyendo los árboles transgénicos, las plantaciones, los agrocombustibles, el “carbón limpio”, la energía nuclear, el gas natural, el fracturamiento hidráulico, la nanotecnología, la biología sintética, la bioenergía, la biomasa, el biochar, la geoingeniería, los mercados de carbono, el Mecanismo de Desarrollo Limpio y REDD+ que ponen en peligro el futuro y la vida tal como la conocemos. En lugar de ayudar a reducir el calentamiento global, ellos envenenan y destruyen el medio ambiente y dejan que la crisis climática aumente exponencialmente, lo que puede dejar el planeta prácticamente inhabitable. No podemos permitir que las falsas soluciones destruyan el equilibrio de la Tierra, asesinen a las estaciones, desencadenen el caos del mal tiempo, privaticen la vida y amenacen la supervivencia de la humanidad. La Economía Verde es un crimen de lesa humanidad y contra la Tierra.
 

Para lograr el desarrollo sostenible los Estados deben reconocer los sistemas tradicionales de manejo de recursos de los pueblos indígenas que han existido por milenios, sosteniéndonos aún durante el colonialismo. Es fundamental asegurar la participación activa de los pueblos indígenas en los procesos de toma de decisiones que les afectan y su derecho al consentimiento libre, previo e informado. Los Estados también deben proporcionar apoyo a los pueblos indígenas que sea apropiado a su sustentabilidad y prioridades libremente determinadas, sin restricciones y directrices limitantes. Seguiremos luchando contra la construcción de represas hidroeléctricas y todas las formas de producción de energía que afectan a nuestras aguas, nuestros peces, nuestra biodiversidad y los ecosistemas que contribuyen a nuestra soberanía alimentaria. Trabajaremos para preservar nuestros territorios contra el veneno de las plantaciones de monocultivos, de las industrias extractivas y otros proyectos destructivos del medioambiente, y continuar nuestras formas de vida, preservando nuestras culturas e identidades. Trabajaremos para preservar nuestras plantas y las semillas tradicionales, y mantener el equilibrio entre nuestras  necesidades y las necesidades de nuestra Madre Tierra y su capacidad de sostener la vida. 

Demostraremos al mundo que se puede y se debe hacer. En todos estos asuntos recopilaremos y organizaremos la solidaridad de todos los pueblos indígenas de todas partes del mundo, y todas las demás fuentes de solidaridad con los no indígenas de buena voluntad a unirse a nuestra lucha por la soberanía alimentaria y la seguridad alimentaria. Rechazamos la privatización y el control corporativo de los recursos, tales como nuestras semillas tradicionales y de los alimentos. Por último, exigimos a los estados que defendían nuestros derechos al control de nuestros sistemas de gestión tradicionales y ofrezcan un apoyo concreto, tales como las tecnologías apropiadas para que podamos desarrollar nuestra soberanía alimentaria.
Rechazamos las promesas falsas del desarrollo sostenible y soluciones al cambio climático que solamente sirven al orden económico dominante. Rechazamos REDD, REDD+ y otras soluciones basadas en el mercado que tienen como enfoque nuestros bosques, para seguir violando nuestros derechos inherentes a la libre determinación y el derecho a nuestras tierras, territorios, aguas y recursos, y el derecho de la Tierra a crear y sostener la vida. No existe tal cosa como “minería sostenible”. No hay tal cosa como “petróleo ético”.
 

Rechazamos la aplicación de derechos de propiedad intelectual sobre los recursos genéticos y el conocimiento tradicional de los pueblos indígenas que resulta en la enajenación y mercantilización de lo Sagrado esencial para nuestras vidas y culturas. Rechazamos las formas industriales de la producción alimentaria que promueve el uso de agrotóxicos, semillas y organismos transgénicos. Por lo tanto, afirmamos nuestro derecho a poseer, controlar, proteger y heredar las semillas criollas, plantas medicinales y los conocimientos tradicionales provenientes de nuestras tierras y territorios para el beneficio de nuestras futuras generaciones.
 

Nuestro Compromiso con el Futuro que Queremos
 

Debido a la falta de implementación verdadera del desarrollo sostenible el mundo está en múltiples crisis ecológicas, económicas y climáticas. Incluyendo la pérdida de biodiversidad, desertificación, el derretimiento de los glaciares, escases de alimentos, agua y energía, una recesión económica mundial que se agudiza, la inestabilidad social y la crisis de valores. En ese sentido reconocemos que queda mucho que hacer para que los acuerdos internacionales respondan adecuadamente a los derechos y necesidades de los pueblos indígenas. Las contribuciones actuales y potenciales de nuestros pueblos deben ser reconocidas como un desarrollo sostenible y verdadero para nuestras comunidades que permita que cada uno de nosotros alcancemos el Buen Vivir.
 

Como pueblos, reafirmamos nuestro derecho a la libre determinación y a poseer, controlar y manejar nuestras tierras y territorios tradicionales, aguas y otros recursos. Nuestras tierras y territorios son la parte medular de nuestra existencia -somos la Tierra y la Tierra es nosotros-. Tenemos una relación espiritual y material con nuestras tierras y territorios y están intrínsecamente ligados a nuestra supervivencia y a la preservación y desarrollo de nuestros sistemas de conocimientos y culturas, la conservación y uso sostenible de la biodiversidad y el manejo de ecosistemas.
 

Ejerceremos el derecho a determinar y establecer nuestras prioridades y estrategias de autodesarrollo y para el uso de nuestras tierras, territorios y otros recursos. Exigimos que el consentimiento libre, previo e informado sea el principio de aprobación o rechazo definitivo y vinculante de cualquier plan, proyecto o actividad que afecte nuestras tierras, territorios y otros recursos. Sin el derecho al consentimiento libre, previo e informado el modelo colonialista del dominio de la Tierra y sus recursos seguirá con la misma impunidad.
 

Seguiremos uniéndonos como pueblos indígenas y construyendo una solidaridad y alianza fuertes entre nosotros mismos, comunidades locales y verdaderos promotores no-indígenas denuestros temas. Esta solidaridad avanzará la campaña mundial para los derechos de los pueblos indígenas a su tierra, vida y recursos y el logro de nuestra libre determinación y liberación.
 

Seguiremos retando y resistiendo los modelos colonialistas y capitalistas que promueven la dominación de la naturaleza, el crecimiento económico desenfrenado, la extracción de recursos sin límite para ganancias, el consumo y la producción insostenibles y las mercancías no reglamentadas y los mercados financieros. Los seres humanos son una parte integral del mundo natural y todos los derechos humanos, incluyendo los derechos de los pueblos indígenas deben ser respetados y observados por el desarrollo.
 

Invitamos a toda la sociedad civil a proteger y promover nuestros derechos y cosmovisiones y respetar la ley de la naturaleza, nuestras espiritualidades y culturas y nuestros valores de reciprocidad, armonía con la naturaleza, la solidaridad y la colectividad. Valores como cuidar y compartir, entre otros, son cruciales para crear un mundo más justo, equitativo y sostenible. En este contexto, hacemos un llamado por la inclusión de la cultura como el cuarto pilar del desarrollo sostenible.
 

El reconocimiento jurídico y la protección de los derechos de los pueblos indígenas a la tierra, territorios, recursos y los conocimientos tradicionales deberían ser un requisito para el desarrollo y planificación de todos y cada uno de los tipos de adaptación y mitigación del cambio climático, conservación ambiental (incluyendo la creación de “áreas protegidas”), el uso sostenible de la biodiversidad y medidas a combatir desertificación. En todos los casos, tienen que haber consentimiento libre, previo e informado. Continuamos dando seguimiento a los compromisos asumidos en la Cumbre de la Tierra tal como se refleja en esta declaración política. Hacemos un llamado a la ONU a comenzar su implementación, y asegurar la participación plena, formal y efectiva de los pueblos indígenas en todos los procesos y actividades de la Conferencia de Rio+20 y más allá, de acuerdo con la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indigenas (DNUDPI) y el principio del consentimiento libre, previo e informado (CLPI). 

Seguimos habitando y manteniendo los últimos ecosistemas sostenibles con las más altas concentraciones de biodiversidad en el mundo. Podemos contribuir de una manera significativa al desarrollo sostenible pero creemos que el marco holístico de ecosistemas para el desarrollo se debe promover. Eso incluye la integración del enfoque de derechos humanos, el enfoque de ecosistemas y enfoques culturalmente sensibles y basados en conocimientos.
 

Manifestamos nuestra solidaridad y apoyo para las demandas y aspiraciones de los Pueblos Indigenas de Brasil encontradas en el anexo de esta declaración. Caminamos al futuro en las huelles de nuestros antepasados.
 

Aprobado por aclamación, Aldea de Kari-Oca, en el sagrado Kari-Oca Púku, Rio de Janeiro, Brasil, 18 de junio de 2012
[firmas]


Legalize Arizona: DECOLONIZE!


The National Day of Action on May 29, 2010 which saw 100,00 people march through Phoenix was a massive convergence of protest and presence against the racist policies coming out of the Arizona state legislature such as AZ SB1070.  Distinct in character of the march and organizing both before and since has been the deliberate insertion of the point of reference of Indigenous Peoples as PEOPLES with the Right of Self Determination in the debate on policy and federal immigration enforcement priorities.  This has never occurred before at the scale of a national mobilization for social justice in the entire history of the United States.  While common in mass mobilization throughout the southern part of the hemisphere, the presence of Indigenous Peoples as not just protagonists and participants, but in leadership roles as NATIONS is a development that all of the peoples who marched in Phoenix felt and experienced collectively, but the mainstream narrative of what is occurring in Arizona is still missing the boat.

Or perhaps it is more accurate to say that the mainstream narrative, including the tale told by the advocates and networks, is still on the boats: the Niña, the Pinta, the Santa Maria, the Mayflower and the NAFTA.  All the same boat.
Anchor Babies of 1492
We however on here the ground know that that we are at the pivot point of not just the history for Arizona but the future of our relationship as families of the children of Abya Yala and Mother Earth.  The first wave of the impact of the impending climate chaos on the horizon of the global economy, which is projected to produce 50,000,000 climate refugees globally due to climate change exacerbated by global warming, has already broken upon the borders of Arizona.  The climate of fear, ignorance, and insecurity which is driving the vicious attack against the migratory workers of Arizona and their families is signal that the climate of social relationships which should be based on our shared human values and supported by public policies is dangerously misguided.  We are being assaulted on a daily based by the dying gasp of the pathology of white privilege as determinant of the legal, political, and cultural identity of US citizenship and nationality.
Had it not been for TONATIERRA’s participation, persistence and credibility the Indigenous Peoples presence would not have emerged during this process and there would be no COGNITION much less recognition that the public debate on immigration can only justly be addressed from 1492 to the present, with full acknowledgement of the Right of Self Determination of Indigenous Peoples.  Otherwise what occurs is not a public debate on immigration policies, but a manipulation of the term to mask the final extermination of the Indigenous Nations of Abya Yala [the Americas], not under the heels of the Doctrine of the Divine Right of Kings, but under the wheels of the multi-lateral and bi-lateral trade agreements imposed under the Doctrine of the Divine Right of States.

The Mission of TONATIERRA has resonated on the community level through our work with the Comités de Defensa del Barrio and the national organizations that work the immigration issue, and even further to the higher echelons of progressive politics although albeit reluctantly at times.   We reaffirm the simple truth that the family of social constituencies from our Indigenous Peoples perspective includes all members of the public, and our relatives of the natural world, and we are only secondarily legitimized by our status as citizens or subjects of the established republics in the territories.

We are not immigrants in our own continent of Abya Yala.

www.tonatierra.org

An indigenous vision to heal America




By Evon Peter

There is only one path that I see for America to truly become a land of life, liberty and justice for all. That path is to heal itself through an uncompromisingly honest acknowledgment and thorough addressing of its atrocities and lies. Without this, our country will continue to act out of ignorance, fear, greed and an obsessive need to forcefully control human lives, both domestically and internationally.  Humanity has experienced time and again how a history rooted in dysfunction and unsustainability feeds the fire of self-destruction. As sure as the Roman Empire collapsed and a drug addict smiles as his last dose ushers him to death, the United States will continue to blindly and, in some cases, consciously inflict suffering at home and abroad if it does not acknowledge and address the truth of its past and current actions.

The Haudenosaunee (the people of the Iroquois Confederacy) have said that those who aspire towards “a clean heart and a clean mind” will be able to live a balanced life and lead wisely. Without understanding and applying this knowledge, we will continue placing Band-Aids on a cancer that has been eating this country from within since its inception. Then, in the aftermath of each new atrocity, we will wonder how our country continues to send its children to face death in distant wars and why our prison cells fill to capacity. We will wonder why we are murdering each other in our own city streets and why both domestic and international terrorists choose to attack us, feeding the cycle of ignorant violence.

There is a path that can free us from this cycle and help to transform the world. It is not an easy path, but it is necessary if we hope to prevent the loss of millions of human lives. We have the resources, knowledge, technology and time to make a transition, but the question is: Do we have the courage and the will to face truth and act from a place of humility, patience, compassion and conscience? How successful do you think Jesus, Muhammad or Buddha would have been in sharing their teachings with a tainted heart and a distraught, fearful mind?

We must begin by acknowledging and addressing the foundation upon which America was built – stolen land and the genocide of American Indians. The United States has never apologized to American Indian people for these violations. This country has demonized Hitler and erected Jewish holocaust museums, yet refuses to acknowledge its own acts of genocide.

An apology or museum alone would not heal the wounded hearts and disempowered governments of indigenous peoples or the tainted heart of America. There is one great, critical lie that the U.S. government has effectively taught to Indigenous and non-indigenous Americans alike – that there is no way for the United States to honor its treaties with American Indians and pursue new treaties with those not yet afforded that opportunity, including Alaska Native and Native Hawaiian indigenous nations.

This great lie is only as true as we Americans accept it to be. There were similar lies told in our country’s history to women deprived of a voice and to African slaves. In the case of abolishing slavery, it took a radical shift in human consciousness, a courage and will to overcome, as well as a changing national economy, as well as a forced acceptance upon many Americans who were not ready for the positive evolution of our country. As painful and challenging as it may be for many Americans, we must begin our healing by dispelling this great lie and moving through a process of reconciliation with American Indian nations.

Our inability to adequately address the many critical issues facing American people today are symptoms of a United States that harbors a tainted heart. Reconciling our relationship with American Indian nations is the first step to building a foundation upon which life, liberty and justice can be attained for all.

Evon Peter is a former chief of the Neetsaii Gwich’in from northeastern Alaska and the current executive director of Native Movement.

Thursday, June 21, 2012

Dr. Rodolfo F. Acuña: Sisyphus Chicano Style

 Sisyphus Chicano Style
Abandonment or Struggle
By
Rodolfo F. Acuña
Tepetlaca Izkaloteca

According to the solar theory, King Sisyphus is the disk of the sun that rises every day in the east and then sinks into the west.[7] Other scholars regard him as a personification of waves rising and falling, or of the treacherous sea.[7]
When asked what I have learned from writing about Arizona and what is going to happen in the future, I feel like the legendary king of Corinth immortalized by Albert Camus’ essay “The Myth of Sisyphus.” You remember the guy who was condemned for eternity to roll a rock up a hill.  Every time he felt that he was making progress, the giant rock rolled back to where he started. 

The moral of the story, according to Camus, is the absurdity of thinking we can learn the meaning of life.  This absurdity compels us to turn to religion for answers -- religious faith supposedly tells us the meaning of life without us having to find the answer for ourselves. It gives us faith that we can roll the rock up the hill even though it keeps rolling back.

For over forty-three years I have been pushing a rock called Chicana/o Studies, obsessed with the notion that we as a community can push the rock to the top of the hill. Chicana/o Studies would give a greater number of us access to knowledge that would free and enable us to solve the contradictions of American society. 

Instead of reaching the top, the rock has become heavier and it has slipped back to where we started in 1969. Still we believe that we can reach the top of the hill despite the size of the rock. Truth be told, it would be easier to leave the rock behind and “make it in my own.” 

But, some of us cannot leave the rock behind and getting to the top of the hill without the rock has no meaning.  How long can you live solely on memories of those you left behind?  

Is the obsession of reaching the top collectively an absurdity? Will those of us who are pushing the rock suffer the fate of Sisyphus – reducing our efforts to the absurd? Isn’t having faith in Chicana/o Studies’ ability to push the rock to the top in fact having faith in the system?

It is difficult to accept that there is nothing more to life than the absurd. At some point, Sisyphus has to accept the absurdity of his faith. In this case not so much the absurdity of faith in Chicana/o Studies, education or the community but in the system’s ability to allow everyone to find the meaning of life because it is the absurdity that keeps faith in the system alive.


The failure to make progress in pushing the rock to the top has nothing to do with Chicana/o Studies, Mexican Americans or our failure to push the rock up the hill. It is possible to make it to the top alone but impossible to make it as a community.

Ironically, the rock ruts a path that makes it easier for a few to reach the top; unjustly those who have abandoned the rock benefit from the sacrifices of those pushing the rock.  For them, it matters little if they make it to the top of the hill without the rock and less that their desertion potentially permits the rock to crash down into the gully.


From my point of view, what gives life meaning is the struggle to make it up the hill collectively. This is how all progress has been made. As long as there has been humanity, people have struggled for the truth. The answer to the meaning in life is hope for a better and a just world. Without struggle life has no meaning.

You may ask what is so hard about pushing the rock to the top.  It would not be if everyone pushed the rock until the end. But it is easier said than done. Society or should I say those who control the system protect themselves by exerting social control through popular culture, mass media, ideological divisions, religion, and fear. Education becomes part of this “invisible hand” that makes absurdity seem rational.

This brings us to Sisyphus’ dilemma in Arizona. Many understand the absurdity of believing that the system will protect the rights of Mexican Americans within the state. But they also believe in the Constitution and in the myth of “equal protection.”

The system, however, is not constructed to protect the rights of the poor but the privilege of those who benefit from it. Today more than ever Supreme Court decisions such as “Citizens United” give the rich uncontrolled access to power – making the rock even heavier.

In Arizona, the rock is heavier because it is a state without laws and bought public officials. The absurdity of the struggle struck me as I learned more about the interests behind the anti-immigrant hysteria and why it is important to the Kochs, ALEC (American Legislative Exchange Council), the prison industry, the gun lobby and other special interests to erase the memory of Mexican Americans left behind.

The few who have fought back are paying the price. The teachers of the Tucson Unified School District’s Mexican American Studies program have been fire, not because they were not doing a good job teaching students, but because they were too effective.

Making the rock even heavier -- a million dollar civil suit has been filed by the Tea Party with the support of Arizona Attorney General Tom Horn for defamation against TUSD Mexican American Studies Sean Arce and José González.

Meanwhile, Arizona lawmakers are attempting to nullify the U.S. Constitution. This is so even though Arizona receives back $1.30 for every dollar it sends to Washington –contrast this to California that gets back 79 cents. 
The rock gets even heavier when the weight of the Democratic Party is added. The so-called Party is too timid to fight back and the Blue Dog Democrats cringe in fear of the Tea Party, the Minutemen and their corporate “sponsors.”

For the past forty years, Arizona has defied a federal court order to desegregate the TUSD and it has avoided compliance.

Worse of all “the system” has bought off many of those who had pushed the rock in previous struggles.  Tired of struggling they abandoned the village.

In spite of the absurdity of his belief that he can push the rock to the top of the hill, Sisyphus is not absurd.  He realizes that if he lets go of the rock it could roll back and crush him or even worse tumble down and wipe out the village.

Sisyphus has no other choice but to struggle. Abandoning others pushing the rock up the hill would be abandoning his memories, abandoning his values. These are choices we all have to make.

I was once told that I could make it by changing my last name. I was light enough that I could pass. My first thought was, what about my sister? My cousin? They had the nopal plastered on their faces. Besides I loved who I was and that meant pushing the rock up the mountain.        

Please click on to the link and support Sisyphus

Sean Arce and José González Under Attack

  
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