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Wednesday, June 23, 2021

Tlahtol Macehualli: ¿quién es dueño de quién?

Comités de Defensa del Barrio

Press Release
Phoenix Aztlán,

Donde vive el espíritu de la verdad


“Me rio del mundo que al fin ni él  es eterno. Por esta vida nomas, nomás pasamos..”
 

Canción Arriero Somos de Cuco Sanchez



Y si así como dice la canción “cada quien tendrá su merecido por que por esta vida nomas, nomás pasamos.” Las canciones mexicanas antiguas tenían una filosofía basada en gran parte en la naturaleza que al fin y al cabo es la del plan maestro no solo para nosotros sino para las pandemias, las aves, los peces, y todo basado en los cuatro elementos que rigen nuestras vidas.


Sin embargo cada uno de nosotros trae un chip un programa ajeno a lo natural implantado a lo largo de nuestras vidas. Algunos como los tres cochinitos quieren ser rey para tener un pastel, otros solo quieren trabajar para ayudar a su pobre Mamá. Otros quieren jugar a la tiendita en la compra y venta desde un plátano hasta kilos de oro. Otros quieren ayudar siendo médicos pero luego se ingren con el dinero y terminan siendo carniceros por unos cuantos dólares. El que no pague que se muera.

Los más arrastrados son los que quieren ser políticos porque esos no tienen valores. O si, si tienen el valor de venderse al mejor postor que por unas cuantas monedas destruyen sus barrios, sus comunidades, para abrir paso al llamado progreso como es el caso del tren ligero en el South Phoenix.

 



El programa que cada quien desarrolla en su vida no tiene nada que ver con la programación natural de la tierra. Como dicen en el lingo moderno. ¡Nos jaquearon!

El programa del ser natural ha sido usurpado por un virus que invade al mundo entero. Es el virus de la avaricia y la programación de la sobrevivencia natural usurpada por intereses sobre puestos. Los pueblos originarios de este continente en gran parte todavía vivían en harmonía con la tierra sin la programación europea de ser dueños de nuestra propia madre tierra.

Pero al chocar los dos conceptos los conceptos europeos se sobrepusieron y es allí donde algunos terratenientes tenían tierras hasta perderse en el horizonte. Sin embargo al morir esa misma tierra se los comía, le daba de comer a los gusanos, y con el tiempo hasta los huesos se convertirían en polvo.

Entonces, ¿quién es dueño de quién?



En la incertidumbre de una programación ajena a la del ser natural entraron los manejadores de nuestras mentes con programas virulentos avanzados de lavado de cerebro. Aprovecharon la espiritualidad natural del ser humano para convertirla en religión organizada. En otras palabras en programación al servicio de los intereses de la avaricia, los reyes, los terratenientes, los estados que nada tienen que ver con nuestra existencia y coexistencia con la naturaleza y con la madre tierra.


A pesar de la ciencia moderna donde nos damos cuenta que al fin ni las estrellas, ni las galaxias, ni el sol, ni la tierra son eternos porque insistimos en ser eterno en los breves pasos encarnados en nuestros cuerpos putrefactos que se deterioran aun en vida.

Sera que el chip de que somos semejantes a un Dios nos lleva a actuar como omnipotentes. Los pueblos originarios no piensan que somos semejantes a un Dios. Saben que Wakan Tanka (El Creador) está dentro de nosotros y que somos parte de la inmensa creación pero al fin y al cabo no somos más importantes que la bacteria o el virus.

Aun si nos comportamos como gérmenes al destruir la naturaleza misma que nos da el suspiro de vida sabemos que somos seres insignificantes dignos de lastima.

Salvador Reza