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Wednesday, February 2, 2022

Tlahtol Macehualli: Hijos de la desventura

Comités de Defensa del Barrio 

Press Release


“Los inmigrantes son hijos de la desventura, son sobras de esos sectores de la agricultura y otras industrias que están pasando por cambios. Nosotros dependemos en desgracias para agrandar nuestra fuerza migratoria de trabajadores, y cuando el abastecimiento es bajo porque no hay bastante desdicha en el país dependemos de los desafortunados en el extranjero para reaprovisionar nuestra demanda.”

 

Reporte de la Comisión Presidencial de Labor Migratoria.

1951, pagina 3.

 

Los hijos de la desventura en estos días se han convertido en una explosión en donde los importadores de la desventura se desviven por detenerlos con ejércitos, alambres de púas, muros gigantes. Ya no hablan de importar la desventura mas bien hablan de deportar la desventura al mundo entero, pero en especifico a los mismos países que en un tiempo no solo exportaban seres humanos sino desde plátanos Chiquita Banana hasta millones de barriles de petróleo venezolano. En México la corporación Del Monte proveía la tomatada que servía para embotellar Heinz Cátsup hasta la salsa de tomate Del Monte.

 

Como dice la canción de José de Molina, “Se roban la plata y nuestro petróleo, desde un kilo de oro a una simple banana.” 

 


Estados Unidos absorbe del resto del mundo no solo los recursos naturales pero también los cerebros científicos, tecnológicos, y a su vez importa y moldea desde las cúpulas militares en la Escuela de Las Américas hasta los dirigentes políticos graduados de Harvard, MIT, y otras universidades norteamericanas donde se convierten en administradores neo liberales al servicio del imperio.

 

Desde Salinas de Gortari hasta Somoza, desde el General Cienfuegos hasta el presidente de Brasil Jair Bolsonaro. Es a través de estas cúpulas administrativas y empresariales que asegura la usurpación minera, petrolera, intelectual donde no se escapan ni las artes visuales mucho menos musicales.

 

Algunos argumentan que así es el libre comercio, que el pez gordo se come al pequeño. Sin embargo, eso de libre comercio es una fantasía que nunca ha existido. La ley de oferta y demanda nunca se ha aplicado a la parte laboral. La esclavitud era parte del mercado, pero no era libre. Era fuerza laboral a la fuerza de grilletes, latigazos y temor a la muerte. Era la ley de “o cabestreas o te horcas.” O para ponerlo en términos mas sencillos es la ley animal que se aplicaba a las bestias de carga.

 


Hoy en día se ha refinado a un lavado de cerebro donde todos aspiran a ser ricos o cuando menos a vivir al estilo novelesco de “los ricos también lloran.” Donde los ricos sufren y los pobres aspiran a vivir en mansiones como los ricos en “La Casa Blanca” de Enrique Peña Nieto con su exesposa Angélica Rivera Hurtado (Gaviota) contratada directamente de los episodios de novela televisiva para llegar a ser esposa del presidente.

 

Hoy en día el libre comercio laboral es controlado en las fronteras de los estados nacionales donde se calibra la desventura con patrullas fronterizas, guardia nacional, vigilantes, de la misma manera que se controla el flujo fluvial con presas y canales que tarde o temprano serán insuficientes para detener el diluvio provocado por el abuso y el recalentamiento global provocado por la misma avaricia que provoca la desfortuna.

 

Salvador Reza

 


 


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