“¿Puedes
certificar de memorioso al gato escaldado que huye hasta del agua fría? No, sino que
es un gato miedoso. La escaldadura le ha entrado en la memoria. La memoria no recuerda
el miedo. Se ha trastornado en miedo ella misma.” Dice el primer dictador de las Américas, el Dr. Francia es el personaje principal en la novela de
Augusto Roa Bastos “Yo El Supremo.” Y el miedo es algo que vino en un dialogo que tuvimos con un grupo
de 12 estudiantes de Berkeley que nos visitaron este lunes en TONATIERRA.
El
miedo y la memoria van mano a mano. Pero también se puede perder o robar el miedo como ha
pasado con las comunidades en resistencia en Cherán, Michoacan, en los pueblos autónomos Zapatistas en Chiapas, y como sucede con
miembros de los Comités de Defensa del Barrio en TONATIERRA. El miedo no anda en burro
dice un antiguo dicho mexicano de los miedosos pero cuando se pierde el miedo
los pueblos cabalgan hacia su liberación a pesar de los ataques y aforismos de las
terratenientes oligarquías que se esconden detrás de las fuerzas represivas a sueldo. Hoy en día esos terratenientes se han convertido en
Corporatocracias globales.
Nuestra
historia nos trajo hasta este punto en el tiempo y se compone en tres niveles básicos que nos han servido para llegar hasta
este momento en la historia individual, colectiva de nuestra familia, nuestro clan,
nuestro pueblo, nuestra existencia terrenal, y nuestra existencia universal.
En los tiempos antiguos los Nahuatlacas, los que hablaban el Nahuatl le llamaban Tezcatilpoca a la memoria que ahora le decimos historia. Esta memoria reside en la transmisión del fuego en el momento de la transformación de la materia. Einstein le llamo la formula de la relatividad.
Esa memoria esta guardada en la tierra misma, en el fuego, en el volcán ardiente, en nuestro propio fuego interno mientras tenemos vida. Y esa memoria cuando sabemos accederla nos dice de donde venimos y nos guía hacia donde vamos. Sin memoria es como tener un cuerpo programado para trabajar pero sin saber quien somos.
En los tiempos antiguos los Nahuatlacas, los que hablaban el Nahuatl le llamaban Tezcatilpoca a la memoria que ahora le decimos historia. Esta memoria reside en la transmisión del fuego en el momento de la transformación de la materia. Einstein le llamo la formula de la relatividad.
La energía equivale a la
materia multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado.
Esa memoria esta guardada en la tierra misma, en el fuego, en el volcán ardiente, en nuestro propio fuego interno mientras tenemos vida. Y esa memoria cuando sabemos accederla nos dice de donde venimos y nos guía hacia donde vamos. Sin memoria es como tener un cuerpo programado para trabajar pero sin saber quien somos.
La
memoria sin embargo no es nada sin la conciencia en Quetzalcoatl (La Serpiente Emplumada) nosotros los seres humano
somos los únicos que
podemos arrastrarnos por el suelo o volar como águilas. Eso depende del estado de conciencia
en el que existimos. Si tu conciencia es la de una serpiente pues te arrastras
a pesar de tu sabiduría. Si llegas al de guerrero águila subirás por las alturas y volaras muy alto.
Quetzalcoatl somos nosotros que podemos volar a lo sublime de lo espiritual o
arrastrarnos en odios, celos, envidias, y guerras interminables.
Pero
para poder volar alto se necesita la voluntad de Huitzilopochtli, el colibrí, que a pesar de su tamaño tiene la voluntad de aletear tan rápido y un corazón tan fuerte que nos eleva en tiempos difíciles a pesar de la adversidad. Y ya sea que
se nos antepone un Sheriff Arpaio o un Donald Trump tenemos el valor de
enfrentarlo porque sabemos que no somos ilegales sino pueblos ancestrales.
Eso esta grabado en la historia, Tezcatlipoca, Y también sabemos que nuestra alma se eleva y un cerco de alambre o de acero nuestras alas no podrán cortar. Huitzilopochtli nos da la voluntad espiritualmente para succionar el néctar de las flores hermosas de la vida.
Salvador Reza
Eso esta grabado en la historia, Tezcatlipoca, Y también sabemos que nuestra alma se eleva y un cerco de alambre o de acero nuestras alas no podrán cortar. Huitzilopochtli nos da la voluntad espiritualmente para succionar el néctar de las flores hermosas de la vida.
Salvador Reza
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