Tuesday, May 26, 2020

Tlahtol Macehualli: La Espina de la Coronavirus

La Espina de la Coronavirus
Phoenix, Aztlan
Donde vive el espíritu de la verdad


¿Que hemos aprendido de esta Pandemia? ¿Quien sabe? ¿Hemos aprendido algo o no hemos aprendido nada? Porque el hermano mayor nos esta tratando de explicar que pasa si nos vamos por el camino equivocado.

A un niño antes de que tropiece le dices mira por donde pisas, hay muchos hoyos, muchas piedras, te puedes resbalar y lastimarte si pisas mal. Pero al rato en el juego se le olvida y viendo una nube, una flor, un árbol, quita la vista del camino y tropieza lastimándose la rodilla, el codo, la cabeza.

Una vez un grupo de Nueva York vino a una reunion a Tucson y una de las cosas en la agenda era visitar la Misión de San Xavier y platicar con los pueblos O’odham. Ya estando allí algunos querían bajar a experimentar el desierto. Era la primera vez que estaban por allí. Me fije que estaban tan emocionados por la belleza del desierto que no miraban donde pisaban.



Los que vivimos en zonas desérticas desde niños sabemos que las espinas de los nopales y los otros cactus son muy dolorosas. Entonces les dije, “miren por donde caminan por si hay plantas espinosas, también para asegurarse de que no hay una víbora de cascabel por allí dormida y los vaya a picar.”

Iban tan emocionados con las flores de los sahuaros y la majestad del desierto que no creo que ni me escucharon. Todo iba bien, la gente feliz y sonriendo cuando de pronto una señora  de Maryland empieza a brincar en un pie gritando despavorida. “mi pico una víbora, me pico una víbora de cascabel.” 

Me fije en su pie descubierto solo traía sandalias de playa, y traía clavada una bola de espinas de las que llaman chollas. Y seguía brincando hasta que la sostuve fuertemente y le dije, “no es víbora de cascabel, son espinas, no brinques mas porque aquí esta lleno de espinas y va ser peor.”

Finalmente se calmo. ¿Pero que es lo que hizo inmediatamente? Trato de sacarse las espinas agarrando la bola de espinas y espinando la mano. 

Salieron decenas de opiniones, “que si quien trae pinzas para las cejas, que si había pinzas en el van,” finalmente una señora naturista con experiencia en primeros auxilios de sobre vivencia en el desierto, en los bosques, en las montañas les dijo a los inexpertos que la dejaran trabajar y con una piedra en cada mano saco la bola de espinas. Después, una por una saco la decena de espinas que se quedaron incrustadas en la pierna y en la mano de la señora y dos o tres que la quisieron ayudar.

Estoy seguro que la siguiente vez que le toque ir a una area silvestre esta señora con experiencia en la ciudad va a pensar con mucho cuidado por donde camina y va escuchar a los de allí por donde esta el mejor camino. 

Quizás en Nueva York, en Mary Land esta señora conoce bien como cruzar un semáforo, subirse al metro, detectar peligros en los rostros de los malhechores, manejar cuentas de banco, utilizar computadoras, pero en la naturaleza las reglas son muy sencillas y han sido desarrolladas a través de los milenios que existe la madre tierra.

Pero lo expertos en las selvas de asfalto, somos niños inocentes de lo que estamos causando y de lo que nos puede suceder si no aprendemos las leyes naturales de la madre tierra. El virus coronado rey nos advierte de las consecuencia si no recordamos las leyes de los cuatro elementos, las leyes que nos dan vida como seres humanos, como especie terrestre.

El mensaje es fuerte, sencillo y sin misericordia. O aprendes o te mueres.

Salvador Reza 

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