Saturday, September 24, 2011

Por dos horas, Manu Chao disipó el ambiente de odio en Arizona


(Fotografía: Elizabeth Coll) En la imagen, Manu Chao en Phoenix, con el activista Sergio Juárez, del Comité de Defensa del Barrio Oeste
El cantante cerró su gira por EU con un concierto gratuito contra la ley antimigrante “Es una antítesis de lo que pasa aquí”, dijo Pablo Alvarado, de la Red Nacional de Jornaleros Cuando Joe Arpaio se presentó en la conferencia que dio el cantante, esté entonó Clandestino
La Jornada de Elizabeth Coll
Phoenix.- En un clima de opresión, el artista internacional Manu Chao cerró su gira en Estados Unidos con un concierto gratis en Phoenix, Arizona, en apoyo de los migrantes de este estado, quienes cumplen un año de lucha contra la ley antimigrante SB 1070.

Organizado por la Red Nacional de Jornaleros y la organización Tonatierra, este Festival de Resistencia atrajo a celebrar su lucha a unas 4 mil personas, en un lote baldío, a pocas cuadras de la oficina del sheriff Joe Arpaio, feroz perseguidor de indocumentados.

El incansable Manu Chao y su banda La Ventura cantaron y bailaron por casi dos horas, lanzando flechas de amor destinadas a desinflar la creciente nube de odio que amenaza este pueblo.

Pablo Alvarado, director de la Red Nacional de Jornaleros, explicó a La Jornada que al ser un artista multilingüe, Manu Chao recoge la experiencia de migrantes en el mundo y abraza la diversidad; es “una antítesis de todo lo que ha pasado en este estado”.

Alvarado relata que el acto nace de un encuentro que tuvo con el artista hace un año, en un concierto privado que ofreció en Los Ángeles, del cual Alvarado y otros compañeros consiguieron tres entradas. “Estábamos allí de paracaidistas entre mucha gente de Hollywood.” A la hora de pedir autógrafos, los activistas se formaron, sabiendo que tendrían sólo 30 segundos para convencer al cantante de apoyarlos en la lucha en Arizona. Las apuradas palabras funcionaron, y Manu Chao los invitó de inmediato a otra sala para conversar por más de una hora. Los activistas le propusieron este concierto, entre otras acciones.

El martes, el día anterior al concierto, el ex vocalista de la banda Mano Negra ofreció una conferencia de prensa en las afueras de la oficina del sheriff Arpaio, a quien Alvarado describe como “héroe folclórico de los grupos supremacistas blancos”. Arpaio, siempre listo para la atención de los medios, salió a esperar al cantante, con una actitud, dice Alvarado, de “qué haces aquí, en mi estado?” Manu Chao, en lugar de hacerle caso al sheriff, se puso a cantar Clandestino, y los organizadores lo llevaron a otro lado.

Alvarado relató que el sheriff se quedó hablando solo cuando la prensa lo abandonó para seguir al cantante. En este momento, un activista declaró ante el público del concierto: “Manu Chao convirtió a Arpaio en un don nadie”. El sheriff siguió mandando tweets hasta el día del concierto, para informar que todavía esperaba a Manú Chao, pero no recibió respuesta.

“¡Viva la huelga del pueblo!”, gritaron los jóvenes activistas, y agradecieron que los músicos, al tocar en Arizona, sin cobrar nada, apoyaron el boicot. “¡Queremos que otros músicos vengan así!” El espacio donde se realizó el concierto fue donado por Mary Rosa Wilcox, una supervisora del condado, quien también dice ser víctima de la persecución del sheriff. “No soy amiga de Joe Arpaio,” declaró Wilcox al público. “Él llegó a acusarme de 44 delitos graves, porque no le gusta que luche por los derechos de los inmigrantes.”

Manu Chao y sus músicos tocaron con un fervor comprometido que levantó al público. Jóvenes de todos los colores bailaron, sudaron y gritaron sin parar. Era una fiesta, pero a las orillas se sintió la tristeza y ausencia por la ola antimigrante. En el último año, muchos latinos han salido de Phoenix por temor; las familias se han dividido, los amigos se han ido. Alfonso Reyes, residente de Phoenix por más de 15 años, extraña a sus tres hijos que ya regresaron a México, a pesar de la violencia en su estado natal, Guerrero, y a su hermano, quien apenas hace dos semanas fue detenido por la policía: “Lo pararon en el carro cuando iba a trabajar, lo primero que le pidieron fue su tarjeta de seguro social, lo encarcelaron, y ya; mejor, se fue del país”.

Es un estado con escasa libertad, donde al salir a una fiesta uno se arriesga a perder la vida que ha construido. “Los que estamos aquí esta noche” dice Reyes, “somos los que hemos podido aguantar hasta ahora”.

Por ello, el acto de solidaridad de Manu Chao rompió, por lo menos durante un par de horas, el ambiente de represión que se vive aquí, y dio ánimo no sólo a los que han aguantado, sino a los que siguen resistiendo.

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