Phoenix, Aztlan (Donde vive el espíritu de la verdad)
No pasa una
semana que no tenemos un reporte de los abusos de la agencia de “destrucción al
menor.” Y lo digo así porque aunque su nombre verdadero es DCS (Department of
Child Safety) lo que ellos hacen con los niños y los jóvenes no se le puede
llamar otra cosa que secuestro de estado.
Esta semana
es el secuestro de cuatro niños que arrancaron de los brazos de la madre por
culpa de la trabajadora social de la escuela Gold Water en el norte de Phoenix.
Y es que los trabajadores sociales en algunas de estas escuelas cuando escuchan
a los niños hablar que sus padres discutieron fuertemente, o que su papa toma
los fines de semana con sus “amigotes.” Sin investigar las circunstancias
llaman a la agencia de “destrucción al menor” que llenos de prejuicios raciales
extraen al niño acompañados de policías para “quitarlo del peligro.”
Tenemos que
entender la psicología de un departamento del estado de Arizona que quita mas
niños que cualquier otro estado en estados unidos. Y tenemos que tener en mente
que aquí en Arizona sigue vigente la filosofía política de “attrition by
enforcement.” Esta política esta apoyada en la teoría racista de Russell Pearce
y Joe Arpaio que dicta que la única manera de detener la migración “ilegal” es
aplicando las leyes para hacerles la vida tan pesada a los indocumentados que
se van a fastidiar y auto deportarse. En el caso de familias mexicanas lo
primero que pregunta DCS es el Status Migratorio de los padres y los niños. En
el caso mas reciente se le escucho decir a la trabajadora social que comento en
ingles, “She doesn’t have the same rights as a U.S. Citizen.” (No tiene los
mismos derechos que un ciudadano.) Nos hemos dado cuenta por abogados del
condado que la filosofía es que no devuelven a los niños de padres sin papeles
porque ponen en peligro al niño cuando venga la migra a deportar a los papas.
Y quitar a
los niños de los padres es tan viejo como los campos de reeducación
establecidos en los 1800 y principios de los 1900 cuando establecieron “Indian
Schools”. En esos tiempos consideraban que educar a los hijos en el idioma y
las tradiciones indígenas era abuso infantil. En otras palabras el estado
colonial tiene que imponer su cultura y modo de vida en los pueblos invadidos.
En esos tiempos arrancaban a los niños de las manos de sus padres para
internarlos toda la primaria y a veces hasta la secundaria sin su familia
indígena. La teoría era “mata al indio y salvas al hombre.” Y lo que mataban
eran su raíces familiares para que el vinculo familiar nunca volviera a
llevarlo a querer a su madre o a su padre porque el sistema norteamericano se
aseguraba que aprendiera a odiarse a si mismo y así odiar a su padre y madre
que no le enseño el sistema de vida “superior” europeo.
Llegó el
tiempo de educar a nuestros hijos sobre los peligros en la escuela de hablar a
los maestros y los consejeros de lo que pasa en la casa. Puede ser motivo para
que nunca lo vuelvan a ver. Si a nosotros en Mexico nos hubieran quitado de
nuestra familia cada vez que los padres nos daban una nalgada, ninguno de
nosotros hubiéramos crecido con el amor de nuestros padres y nuestros abuelos.
Si su papa se toma unas cervezas y canta borracho, no se le ocurra decirlo a
los maestros hipócritas que seguramente también lo hacen pero no le dicen a
nadie. Y ni se le ocurra subirlo al Face Book que de seguro lo usaran como
evidencia pa quitarle a su niños.