Halloween, el día
del terror, llego con todo su pavor a los pueblos ancestrales, que somos
nosotros, las últimas dos semanas con redadas calculadas a sembrar el miedo en
vísperas de Halloween. Del norte de Phoenix, La Bell Road y 31 calle llegaron
varias llamadas que la migra estaba apostada en el restaurant Red Devil. Luego
llamo una señora que el día anterior se la llevaron a ella y a su esposo pero
que la habían soltado con un grillete porque tenía niños chicos nacidos aquí.
Pero el esposo, quien sabe dónde estaba.
Después me
llamaron de Mesa con la misma historia de miedo y angustia. Lo mismo en el West
Side, Lo mismo en la Roosevelt y 32 calle en el centro de Phoenix en unos
departamentos. Historias similares, los esperaban afuera de los departamentos y
luego los paraban en el semáforo después de seguirlos una cuadra. Otros que los
agarraron en el patio de la casa. Halloween no llego con trick or treat, sino
con Tick and Clic de las esposas al cerrarse arrancando madres de sus hijos,
abuelitos de sus nietos. Es la última
embestida de una bestia moribunda contra seres inocentes cuyo único delito es
trabajar para alimentar a sus familias.
Esto no recuerdo
verlo desde los 1960’s después de la terminación del programa bracero cuando
soltaban a la migra a sembrar miedo en las fábricas y que empujo a muchas fábricas
a re-ubicarse en las maquilas de Juárez, Tijuana y otras zonas fronterizas
donde pagaban la décima parte de lo que pagaban aquí al trabajador. Lo mismo
paso cuando pasaron las leyes anti-migrantes en Arizona. La industria agrícola
se mudó al lado Mexicano donde seguían con la mano de obra barata pero
destruían los sindicatos por los que tanto lucho Cesar Chávez. En lugar de 8
dólares la hora ahora eran 8 dólares al día.
Cuál es nuestra
respuesta. Hasta ahora no tenemos la capacidad de responder organizadamente
porque nos hemos deteriorado en agencias de servicio atados a la misma maquina deportadora
de nuestro pueblo. Conocer nuestros derechos sirve para frenar la deportación
inmediata pero también sirve para enriquecer abogados, darles trabajo a los
guardias de los centros de detención, obtener fondos para las organizaciones no
lucrativas, pero no sirve para organizarnos como pueblo ancestral. “Ilegales y
sin miedo” no nos sirve de defensa. “Indocumentados y sin miedo,” te da un
ticket a la deportación aun si sigues de “Soñador.”
Nuestra defensa más
solida ni la contemplamos, porque hace tiempo que nos deportaron de nuestra
identidad como pueblo enraizado en estas tierras desde tiempo inmemorial. Al
identificarnos como Latino ya nos quitaron el derecho a permanecer en las
tierras de nuestros abuelos. Al identificarnos como Hispanos ya nos deportaron
a la península Ibérica y por tal no tienes ningún derecho a reclamar que no
eres deportable utilizando los mismos tratados internacionales de los cual el
mismo estado norteamericano es firmante.
Nuestra mejor
defensa es volver a rescatar nuestra identidad ancestral, vivirla, y defenderla
como pueblos originales con el derecho de vivir, viajar, y trabajar en las tierras
sagradas de nuestros antepasados. Y eso queridos compañeros no te lo puede dar
ni un abogado, ni una organización “no lucrativa.” Ni el gobierno de estados
unidos. Eso es herencia de Geronimo, Cuauhtémoc, Cajeme, Teporaca, y tantos
otros que lucharon para no ser deportados de nuestra identidad. Nuestra
verdadera defensa es nuestro derecho ancestral.