Editorial El Tequio, Marzo 29, 2010
Thursday, June 3, 2010
La reforma migratoria y la posición de los pueblos indígenas
Existen hoy en día en los Estados Unidos dos grandes debates
que nos incumben a los pueblos indígenas migrantes. Uno es el debate sobre la
reforma migratoria y el otro esta relacionado con la crisis en las comunidades
rurales en el México profundo.
En cuanto al debate de la reforma migratoria otra vez
presenciamos la trágica perdida de la oportunidad de empujar por reformas en
las políticas públicas que realmente avancen la justicia para los migrantes en
Los Estados Unidos y para sus familias en México. En este debate lo más lamentable
es la falta de una visión transnacional que permita redefinir el contexto en
que se visualiza el fenómeno de la migración, ya no como un fenómeno entendido
como un problema meramente doméstico sino ligado a la ya casi completa
integración económica entre México y los Estados Unidos.
Debemos reconocer en ambos lados de la frontera entre México
y los Estados Unidos que la migración esta aquí para quedarse ya que es el
resultado de procesos económicos y sociales resultados de esta integración que
ha ocurrido sin el menor debate sobre los términos en los que esta ocurriendo.
La falta de debate sobre los términos de esta integración
económica y la pobreza que ha propagado entre los indígenas y campesinos
mexicanos ha dado como resultado que los miles de desplazados por razones
económicas se mantengas como las victimas invisibles quienes solo resurgen
cuando se convierten en migrantes ilegales en los Estados Unidos. En verdad el
debate sobre las políticas migratorias en los Estados Unidos no es sino el debate
sobre los resultados y los efectos visibles de otro tipo de problemas que se
han venido gestando y agudizando durante las pasadas tres décadas—y esto es la
creciente desigualdad económica que se padece en México y más específicamente
la falta de alternativas económicas para las comunidades rurales en México.
Resulta que es casi un lugar común decir que el México rural
ha vivido en una crisis económica permanente desde principios de los ochentas.
Sin embargo, poco se habla de la dimensión humana de esta crisis. Cuando las
elites de Estados Unidos y México decidieron ponerse de acuerdo en un marco de
integración económica que permitiera la libre circulación de capital y
mercancías entre México y los Estados Unidos, dejando el tema de la migración
de trabajadores fuera del marco del TLC, se pusieron los cimientos para la
actual situación de desplazamiento de campesinos e indígenas del México rural y
la casi imposible tarea de reactivar las economías locales rurales.
El TLC, como política económica internacional que ha
desplazado a millones de mexicanos del campo, ha tenido más impacto en el
desarrollo actual de la migración de mexicanos a los Estados Unidos que ningún
otro acontecimiento contemporáneo.
Y es aquí donde el FIOB se propone poner mayor énfasis en el
debate migratorio. Debemos de poner sobre la mesa del debate el simple hecho de
que de no haber oportunidades económicas reales y una serie de políticas
públicas encauzadas a impactar de manera positiva las oportunidades y derechos
de los pueblos indígenas y comunidades campesinas en el México profundo, no
habrá posibilidades de lidiar a corto y largo plazo con el flujo de
trabajadores indocumentados.
Hasta que no pongamos el derecho a no migrar, el derecho a realizarse
plenamente en nuestras comunidades de origen, como una pieza central del la
política migratoria no podremos salir del empantamiento en que nos encontramos
actualmente.
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